Jaime Freire
La huella digital de cada usuario de internet ya dejó de ser un mito. Cada byte de información que se genera en la red queda archivado en algún servidor y puede ser leído por miles de millones de personas alrededor del mundo. Basta con abrir algún buscador, ingresar un nombre para darse cuenta de la cantidad de información disponible que hay sobre las personas en la red.
Esto, a pesar de ser de conocimiento público, no ha impedido que sitios como Facebook o Hi5 sean de los más populares que existen.
Estas páginas, con información de sus usuarios, como edad, gustos, preferencias sexuales, ideologías políticas y religiosas, entre otros datos, han sido desde hace varios meses el foco de ataque de muchos “piratas” cibernéticos que andan en busca de uno de los elementos más valiosos que hay en la actualidad: la información.
Esta semana el diario estadounidense The Wall Street Journal publicó un informe en el que se evidenciaba la filtración de datos privados de los usuarios de la red social Facebook a varias empresas de publicidad y mercadeo en internet. Este hecho se daba a través del uso de aplicaciones (específicamente juegos muy populares como Farmville) transmitiendo los números de identidad personal, que posteriormente se pueden utilizar para buscar un nombre de usuario a empresas de terceros.
Esta información es usada por firmas de publicidad para crear bases de datos con indicaciones de gustos, ocupaciones, preferencias y más detalles de uso comercial potencial de los usuarios.
Según Guillermo Morales, especialista en seguridad informática, con los últimos acontecimientos de filtrado de información y con correcciones por parte de Facebook y Twitter (redes sociales más grandes) se evidencia la falta de seguridad en el aseguramiento de los datos privados de los usuarios. “Cada vez se descubren fallas de seguridad que no tienen una solución definitiva. Sin embargo, el uso de redes sociales va en incremento”, asegura.
Los más de 500 millones de usuarios de Facebook alrededor del mundo o los 145 millones de cuentas en Twitter son los que están más vulnerables a que su información sea compartida. “Hace mucho tiempo el fin de los hackers y crackers dejó de ser la superioridad informática para convertirse en la búsqueda de información y la venta de bases de datos”, asegura Dmitry Bestuzhev, investigador regional para América Latina de Kaspersky Lab, empresa especializada en antivirus y seguridad informática. “Los usuarios son más vulnerables porque como todo es en línea, ni siquiera tiene que ver si la plataforma de su computadora es Windows, Mac o Linux”, agrega Bestuzhev.
“A pesar de que Facebook asegura que todas las aplicaciones que están en su plataforma cumplen con las políticas de seguridad, se evidencia que ellos no hacen un control estricto con respecto al manejo de la información de dichos programas”, comenta Morales. Para él y varios expertos más, Facebook debería tratar de tener políticas más estrictas en la aprobación de aplicaciones para la plataforma, así como lo hace Apple en su AppStore.
“Las aplicaciones son cosa seria, porque no hay un real control del flujo de información en ellas. A ciencia cierta, nadie sabe qué se hace con toda esa información que das y que resulta propiedad de Facebook desde el mismo momento en que la publicas”, acota Jonathan Lucero, psicólogo guayaquileño.
Según afirma, hay muchas formas en que el usuario está desprotegido pero para él la principal es el desamparo legal. “Las condiciones que uno acepta son siempre favorables a la empresa”, apunta. Carolina Carrillo, estudiante universitaria, dice que para ella las redes sociales son altamente inseguras, pues hacen pública información personal de los usuarios. “No soy de esas que publica a cada segundo qué hace o dónde está, porque considero que puede ser peligroso”, expresa Carrillo.
En este punto coincide Lucero, pues comenta que “si a mí se me ocurre publicar en mi estado algo como “¡al fin me voy de vacaciones! ¡20 días lejos de mi casa, que se queda solita!”, y luego llego y encuentro mi casa vacía, creo que tengo permiso para sentirme muy estúpido”. Y es que, según Guillermo Morales, los principales riesgos del filtrado de información son no solo las infecciones de malware, pérdidas económicas por el hurto de información valiosa para empresas y personas, sino también el riesgo físico de asaltos, secuestros, etcétera.
Sofía Bermúdez, estudiante de periodismo, comenta que ahora se siente más insegura en redes sociales que antes. “Consideraba que al tener control sobre a quién aceptas o no y la serie de filtros que han ido agregando todo estaba bien. Esto último que ha sucedido me parece una violación a mi privacidad y me ha obligado a dejar de usar varias aplicaciones”, dice.
Lo cierto es que muchos expertos coinciden en que el usuario está desprotegido, pero no totalmente. Entre los filtros disponibles y las decisiones que se pueden tomar sobre la información que se publica o no, o entre las aplicaciones que utilizan o no, hay un cierto espacio de seguridad.
Morales expresa que una de las mejores recomendaciones para mantenerse seguro es tratar de manejar contraseñas de mínimo 8 caracteres y que sean alfa-numéricas y “case-sensitive” (sensibles a las mayúsculas). Asimismo, se debe tratar de realizar el cambio de contraseñas cada cierto tiempo y no usar las mismas para todas las aplicaciones, sitios webs, correos y sistemas informáticos.
Se recomienda no “publicar” información con respecto a cuentas bancarias, información domiciliaria y pertenencias de valor económico. Expertos afirman que este tipo de peligros no deben convertirse en alarmas para que las personas dejen de usar redes sociales sino para que las usen más responsablemente pues, como expresa Lucero, Facebook o Twitter pueden ser muy útiles en ámbitos académicos y profesionales.
Esto, a pesar de ser de conocimiento público, no ha impedido que sitios como Facebook o Hi5 sean de los más populares que existen.
Estas páginas, con información de sus usuarios, como edad, gustos, preferencias sexuales, ideologías políticas y religiosas, entre otros datos, han sido desde hace varios meses el foco de ataque de muchos “piratas” cibernéticos que andan en busca de uno de los elementos más valiosos que hay en la actualidad: la información.
Esta semana el diario estadounidense The Wall Street Journal publicó un informe en el que se evidenciaba la filtración de datos privados de los usuarios de la red social Facebook a varias empresas de publicidad y mercadeo en internet. Este hecho se daba a través del uso de aplicaciones (específicamente juegos muy populares como Farmville) transmitiendo los números de identidad personal, que posteriormente se pueden utilizar para buscar un nombre de usuario a empresas de terceros.
Esta información es usada por firmas de publicidad para crear bases de datos con indicaciones de gustos, ocupaciones, preferencias y más detalles de uso comercial potencial de los usuarios.
Según Guillermo Morales, especialista en seguridad informática, con los últimos acontecimientos de filtrado de información y con correcciones por parte de Facebook y Twitter (redes sociales más grandes) se evidencia la falta de seguridad en el aseguramiento de los datos privados de los usuarios. “Cada vez se descubren fallas de seguridad que no tienen una solución definitiva. Sin embargo, el uso de redes sociales va en incremento”, asegura.
Los más de 500 millones de usuarios de Facebook alrededor del mundo o los 145 millones de cuentas en Twitter son los que están más vulnerables a que su información sea compartida. “Hace mucho tiempo el fin de los hackers y crackers dejó de ser la superioridad informática para convertirse en la búsqueda de información y la venta de bases de datos”, asegura Dmitry Bestuzhev, investigador regional para América Latina de Kaspersky Lab, empresa especializada en antivirus y seguridad informática. “Los usuarios son más vulnerables porque como todo es en línea, ni siquiera tiene que ver si la plataforma de su computadora es Windows, Mac o Linux”, agrega Bestuzhev.
“A pesar de que Facebook asegura que todas las aplicaciones que están en su plataforma cumplen con las políticas de seguridad, se evidencia que ellos no hacen un control estricto con respecto al manejo de la información de dichos programas”, comenta Morales. Para él y varios expertos más, Facebook debería tratar de tener políticas más estrictas en la aprobación de aplicaciones para la plataforma, así como lo hace Apple en su AppStore.
“Las aplicaciones son cosa seria, porque no hay un real control del flujo de información en ellas. A ciencia cierta, nadie sabe qué se hace con toda esa información que das y que resulta propiedad de Facebook desde el mismo momento en que la publicas”, acota Jonathan Lucero, psicólogo guayaquileño.
Según afirma, hay muchas formas en que el usuario está desprotegido pero para él la principal es el desamparo legal. “Las condiciones que uno acepta son siempre favorables a la empresa”, apunta. Carolina Carrillo, estudiante universitaria, dice que para ella las redes sociales son altamente inseguras, pues hacen pública información personal de los usuarios. “No soy de esas que publica a cada segundo qué hace o dónde está, porque considero que puede ser peligroso”, expresa Carrillo.
En este punto coincide Lucero, pues comenta que “si a mí se me ocurre publicar en mi estado algo como “¡al fin me voy de vacaciones! ¡20 días lejos de mi casa, que se queda solita!”, y luego llego y encuentro mi casa vacía, creo que tengo permiso para sentirme muy estúpido”. Y es que, según Guillermo Morales, los principales riesgos del filtrado de información son no solo las infecciones de malware, pérdidas económicas por el hurto de información valiosa para empresas y personas, sino también el riesgo físico de asaltos, secuestros, etcétera.
Sofía Bermúdez, estudiante de periodismo, comenta que ahora se siente más insegura en redes sociales que antes. “Consideraba que al tener control sobre a quién aceptas o no y la serie de filtros que han ido agregando todo estaba bien. Esto último que ha sucedido me parece una violación a mi privacidad y me ha obligado a dejar de usar varias aplicaciones”, dice.
Lo cierto es que muchos expertos coinciden en que el usuario está desprotegido, pero no totalmente. Entre los filtros disponibles y las decisiones que se pueden tomar sobre la información que se publica o no, o entre las aplicaciones que utilizan o no, hay un cierto espacio de seguridad.
Morales expresa que una de las mejores recomendaciones para mantenerse seguro es tratar de manejar contraseñas de mínimo 8 caracteres y que sean alfa-numéricas y “case-sensitive” (sensibles a las mayúsculas). Asimismo, se debe tratar de realizar el cambio de contraseñas cada cierto tiempo y no usar las mismas para todas las aplicaciones, sitios webs, correos y sistemas informáticos.
Se recomienda no “publicar” información con respecto a cuentas bancarias, información domiciliaria y pertenencias de valor económico. Expertos afirman que este tipo de peligros no deben convertirse en alarmas para que las personas dejen de usar redes sociales sino para que las usen más responsablemente pues, como expresa Lucero, Facebook o Twitter pueden ser muy útiles en ámbitos académicos y profesionales.
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