Sin ninguna duda una de las principales razones de la crisis global por la que atraviesa el planeta tiene su origen en la naturaleza intrínseca del ser humano, no se trata únicamente del agotamiento de un sistema en términos económicos sino de la necesidad de la raza humana de establecer un nuevo orden basado en los valores; reputación, marca, compromiso, honestidad, calidad, palabra…
El apogeo de Internet no es casual, quizá si causal, pero no casual, la confusión que los años de máximo crecimiento y apogeo económico derivaron en abuso, impunidad y permisividad, se ponen de manifiesto específicamente en el modelo productivo y es en éste donde Internet tiene un papel protagonista.
Resulta más que sorprendente comprobar como los mejores proyectos de emprendimiento, los más exitosos no se basan únicamente en las nuevas tecnologías y el reparto de los recursos existentes, sino que valiéndose de éstos y de un esfuerzo de constancia, trabajo y actitud, logran sentar las bases de relaciones sustentables y con valor agregado.
El cliente como destino final
Como hemos podido comprobar, Internet se ha transformado en un mundo que transcurre en paralelo y a través del cual se sientan los preceptos del nuevo modelo productivo y el nuevo orden social.
Las herramientas destinadas a los negocios, entendiendo que el “Business” actual se centra en el emprendimiento basado en el mimetismo entre clientes y proveedores, ponen de manifiesto que es en la unidad del ser humano, en la originalidad, la calidad del servicio y los clásicos “valores tradicionales” donde radica el éxito.
Google con su otrora poder hegemónico ahora compartido con redes sociales que se consolidan como una nueva forma de vida a través de la cual los seres humanos logran –con la inmaterialidad de lo virtual- mostrar lo mejor de sí mismos, creando reputación y marcas personales, lazos sólidos y estables en los que la fidelización y el compromiso son las claves del éxito de cualquier proyecto, se centran en el cliente… pero, ¿quien es el cliente hoy?…
Sin duda, una de las características que hacen a la red única se centra en el hecho de sabernos todos clientes, prestadores de servicios, emprendedores, empresarios, proveedores y consumidores… todos somos ávidos clientes de la red. Clientes como destino final de cualquier plan de empresa, clientes como los colaboradores involucrados en proyectos de éxito recíproco en el que el reparto de las necesidades duales deriva en la recepción y elección, en el aporte y la determinación.
Compromiso, confianza y palabra, no como servilismo sino como forma de establecer un nuevo modelo productivo. El servicio a los clientes como punto de partida para lograr un modelo basado en la reputación y la calidad.
Es fundamental realizar una transmutación de la actitud y, si nos centramos en la evolución de las redes sociales, los preceptos que guían los criterios de búsqueda o qué es predominante para triunfar en red, nos daremos cuenta que la toma de conciencia de “todos somos clientes” es lo que deriva en la acción, producción eficiente y claves únicas del emprendimiento exitoso.
Posicionamiento, redes sociales y clientes
Una vez definido el hecho innegable que hoy, todos somos clientes, e inmersos en la conocida Web 2.0 en la que clientes y usuarios se mimetizan siendo los protagonistas indiscutibles de la red, a través de compartir sus experiencias en las redes sociales, podemos establecer las bases sobre las que se asienta el posicionamiento de una marca.
Clientes –proveedores-usuarios-clientes… todos mimetizados y todos ejerciendo de forma simultánea el mismo rol que comparten experiencias, manifiestan gustos y expectativas y sientan las bases de las necesidades del nuevo modelo.
Mantener el emprendimiento al margen ya no es una opción válida. Las empresas, inmersas en las redes sociales, deben mantener una escucha activa de las necesidades de los usuarios sabiéndose lo mismo y sabiéndose escuchados también.
A diferencia de las estrategias de marketing tradicional, el marketing online en redes sociales es hoy el mas completo y rentable del mercado.
Permite el acceso a toda la información y percepción que sobre la empresa tiene el mercado.
Se crea una humanización del negocio, la segmentación se realiza hacia clientes concretos unidos por preferencias, necesidades y gustos.
El efecto viral se centra en la reputación, el compromiso y la satisfacción de determinadas necesidades de su grupo objetivo, ejerciendo un efecto multiplicador de seguimiento y una experiencia abierta al conocimiento sin límite, en los que la interactividad, la receptividad, la universalidad, la sencillez y la inversión reducida, permiten una difusión total en la que son los usuarios los que fomentan la expansión y conocimiento del nuevo modelo productivo.
Las redes sociales se han transformado en promisorios negocios para las empresas basados en el punto de encuentro de los valores inherentes al ser humano.
En ellas se generan insumos que se aprovechan creando el SEO a través del conocido reparto de recursos inherente al social media optimización. Las redes sociales son óptimas para la presencia en Internet y la razón radica en su naturaleza humana y en el mantenimiento de la premisa básica de la calidad, todos somos clientes y todos somos únicos y es esta la mejor forma de ampliar los horizontes temporales del conocimiento y la constante apertura hacia nuevas prestaciones de bienes y servicios con el valor agregado y profundamente necesario de la reputación y la calidad; humana y empresarial mimetizadas como un todo.
Carolina Velasco
Consultora SEO
Consultora SEO
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